viernes, 3 de febrero de 2012

Navidad en Huaquicha




Mi sala alberga un sinnúmero de juguetes, pero el niño está ausente. Su ausencia me  hace volver humana, me hace falta una sonrisa  para sentirme completa.  Esa ausencia también me recuerda  las sonrisas  de  los niños  que he conocido en mis viajes. En este caso han sido un sinnúmero de niños y total ausencia de juguetes.  Ellos no sonríen  por un juguete, ellos sonríen por el solo hecho de vivir, de disfrutar de la inocencia de la niñez.

Los viajeros solemos disfrutar de esta sonrisa que  no humaniza más, porque, aunque  el frío congele sus mejillas, el hambre  le quite las fuerzas y tenga que andar pastando  en la puna, su alegría se mantiene intacta y nos alienta a continuar el camino.  Eso nos motiva devolverles algo de lo que ellos nos ofrecen. La navidad es un buen momento para hacerlo. Muchos de ellos ni siquiera entienden lo que eso significa, pero tienen claro que un juguete  hace que su sonrisa se ilumine más.






La asociación de montanismo Apacheta Perú  me permitió compartir  con ellos esta devolución de alegría la última navidad.  Los niños del anexo de Huaquicha  en San Jerónimo de Surco-Matucana fueron lo elegidos. Ellos alegran con sus sonrisas a los visitantes de la catarata  Palakala.
El día estuvo cargado por el estrepito de sus sonrisas mientras  juagaban, disfrutaban de la tradicional chocolatada  y sobretodo abrían los regalos.Y,  para finalizar, a la alegría de los niños le sumamos un espectáculo natural formado por la subida de las nubes en medio del atardecer.  Sin duda, los viajeros somos privilegiados.